Al
principio, todo es posible.
Indagas,
varías, osas. En la infinita combinación del Universo no venenoso,
cualquier posibilidad está abierta, cualquier mezcla es factible en
un atisbo de creatividad.
Pero la cruda realidad vuelve a ponerte los pies en el suelo. Tu imaginación, ávida de altos vuelos y combinaciones ignotas, dejó a un lado el sentido práctico y, lo que es peor, el sentido común. Las tareas se multiplican, las dificultades saltan en cualquier esquina provocando un rosario de maldiciones que van brotando de tus labios a la par que reconoces que el destinatario de tales imprecaciones es el mismo que el que se empeña en recitarlas.
Poco a poco el equilibrio se impone entre los altos vuelos novedosos y los imperativos de la logística, añadiendo cierto nivel de decepción al reconocer lo lejos que quedaron los creativos orígenes, aún cuando la trama práctica sigue siendo compleja y tediosa. Mecánica. Sin margen de error. Con un ojo en la tarea y otro en el reloj que, impávido, no tiene en cuenta lo ajustado del margen, a duras penas meditado, que se ha establecido para todo lo que todavía queda en el aire.
Impenitente el tic-tac, acercando con su vaivén el plazo a su final, nos pincha para simplificar, eliminar y reducir las aspiraciones iniciales, incluso los compromisos posteriores, más allá de los equilibrios alcanzados.
Al final, mirando atrás un camino sembrado de ideas, renuncias, errores, frustraciones, claudicaciones, horrores, cesiones, observas satisfecho el resultado, esperando sorprender aún con todas las limitaciones.
Pero la cruda realidad vuelve a ponerte los pies en el suelo. Tu imaginación, ávida de altos vuelos y combinaciones ignotas, dejó a un lado el sentido práctico y, lo que es peor, el sentido común. Las tareas se multiplican, las dificultades saltan en cualquier esquina provocando un rosario de maldiciones que van brotando de tus labios a la par que reconoces que el destinatario de tales imprecaciones es el mismo que el que se empeña en recitarlas.
Poco a poco el equilibrio se impone entre los altos vuelos novedosos y los imperativos de la logística, añadiendo cierto nivel de decepción al reconocer lo lejos que quedaron los creativos orígenes, aún cuando la trama práctica sigue siendo compleja y tediosa. Mecánica. Sin margen de error. Con un ojo en la tarea y otro en el reloj que, impávido, no tiene en cuenta lo ajustado del margen, a duras penas meditado, que se ha establecido para todo lo que todavía queda en el aire.
Impenitente el tic-tac, acercando con su vaivén el plazo a su final, nos pincha para simplificar, eliminar y reducir las aspiraciones iniciales, incluso los compromisos posteriores, más allá de los equilibrios alcanzados.
Al final, mirando atrás un camino sembrado de ideas, renuncias, errores, frustraciones, claudicaciones, horrores, cesiones, observas satisfecho el resultado, esperando sorprender aún con todas las limitaciones.
"Está
bueno, pero un poco salado"
¿Quien
dijo que la Navidad no es un tiempo magnífico para empezar una carrera de psicópata? ¿Alguien desea que le felicite personalmente
la Navidad? ¿Sí? ¿Voluntarios?