Frecuentes desplantes de parcos e insulsos perillanes de oscuras intenciones hacen reconsiderar actitudes grotescas e inútiles puestas en evidencia que acaban incubándose tras truculentos encuentros con no apropiados destilados. Más o menos hábiles circunloquios intentan evitar articulaciones inconsistentes, incluso de mal gusto, sin otro objetivo que procurar control a las fuerzas incontenibles que nos llevan con ahinco hacia la zozobra, al cabeceo o al regúrgito. Si bien a regañadientes admitidos, actos y actitudes de mal vivir de nuevo surgen año tras año, emboscados tras el cristal de bohemia o los filos dorados.¡Ahhh, pecadores! Inutiles las palabras, inaudibles las quejas, incluso rijosas las intenciones, los actos delatan, una y otra vez, esa fijación, ese ánsia, ese denuedo, escondido tras el velo del bien pensar, por el ridículo social y la espera de un indulgente "¡Cómo eres!" que parece reponer el equilibrio del universo tras un pequeño destello de caracter.
Por eso, o tal vez por todo lo contrario, Feliz Navidad, o algo.
Por eso, o tal vez por todo lo contrario, Feliz Navidad, o algo.
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